Políticas del colegio
Nada asegura que lo que está escrito suceda, pero, si no está escrito, seguro que no sucede de la manera que deseamos
Algunas características comunes a toda política
- De nada sirve producirlas si luego no se aplicarán a la realidad. Conviene, por lo tanto, no incluir en una política institucional nada que la institución no esté dispuesta a hacer. Al redactarla, conviene partir de lo que efectivamente se hace. Por lo tanto, ninguna política debe proponerse, como función principal, cambiar la realidad. La función principal de una política es regular lo que efectivamente se hace para darle consistencia. Si en algún campo específico se pretende lograr cambios, esos campos específicos deben estar claramente identificados y no ser muchos. Si fueran demasiados, el riesgo es que la política resulte idealista e inaplicable y que la institución misma no esté preparada para cumplir con sus preceptos.
- Cada vez que se suscite una situación regulada por una política, corresponde consultarla para regirse en el tratamiento de dicha situación por los preceptos contenidos en la política respectiva: si la institución no está preparada para esta dinámica, es preferible no tener políticas, dado que los actores institucionales comprenderán que no se aplican y se acentuará la percepción de anomia.
- Otra característica fundamental de toda política: debe establecer con claridad la dirección central de lo que se busca, pero no con una precisión procedimental tal que cada cambio de procedimientos implique redactar una nueva política. Este es un sutil equilibrio entre definir el rumbo, pero conservar cierta amplitud procedimental.
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