Plano de la expresión
Una de las particularidades de la comunicación literaria tiene como elemento central la imaginación que, es en parte, el estímulo y también el ímpetu para la creación de obras literarias que luego atraerán la imaginación del lector. Cuando un autor está describiendo algo o narrando unos hechos, expresando una emoción, nos da instrucciones sobre cómo imaginar o construir el objeto descrito, el suceso narrado o la emoción sentida. Las imágenes mentales que se crean bajo la instrucción de autor están vinculadas a nuestro mundo perceptivo y constituyen un tipo de percepción mimética por parte del lector.
La creación de Universos Poéticos
Para crear sus mensajes, el autor crea un universo poético (mundo poético, universo literario…), un mundo ficticio, utópico o ucrónico, mediante un proceso mimético de la realidad, pero no de manera idéntica sino que utiliza elementos propios de esta con otra forma de elaboración o relación. El mundo creado constituye un sistema[1], pues consta de unos elementos combinados de una manera concreta y que funcionan para crear unos significados superiores.
Los elementos que conforman el sistema literario particular de cada autor o cada obra si bien parten del mundo que consideramos real, hacen referencia a nuestro mundo, funcionan de manera diferente. Así tenemos que en cualquier poema o relato se presentan un espacio, un tiempo y unos personajes (incluidos el yo poético y el narrador) semejantes a los mismos referentes reales, pero elaborados de forma especial y con un funcionamiento diferente, como se verá en el estudio de las obras propuestas y en el apartado de géneros literarios.
Las relaciones entre elementos y su funcionamiento no siempre están sujetas a las leyes de la naturaleza o ciencias sociales al uso. Este aspecto se evidencia con mayor claridad en la especial relación entre elementos dentro del texto literario ya que siempre muestran una coherencia interna, pero en su forma de crear significados superiores el texto literario remite a un universo determinado que no siempre muestra una coherencia pragmática[2].
Los textos literarios, pues, están exentos de ciertas leyes pragmáticas de la comunicación humana acerca de la veracidad, pero sí encontramos en ellos unas líneas maestras. La literatura está constituida por “discursos ficcionales, o sea, no ficticios o engañadores, sino dotados de una reglas propias que los apartan de la posibilidad de que nos interroguemos sobre su verdad o falsedad”[3] en el mismo sentido que lo aplicamos a una conversación, una crónica periodística o un relato histórico.
La serie de mundos de ficción es teóricamente ilimitada y diversa. A los mundos posibles se accede desde el mundo real cuya experiencia nos da pautas. Por tanto, la ficción no es un mundo caótico sino que se produce un pacto ficción entre autor y lector, el primero propone un universo que el segundo asume, pacto que tiene sus leyes.
Los elementos que configuran ese universo pueden referirse a la realidad circundante inmediata o a otras imaginadas por el autor o pertenecientes a cualquier tradición que, en el conjunto de la obra, funcionan de manera especial, más o menos alejada de la habitual o convencional. Para ello los autores se basan en buena medida de la sugerencia[4], el generar ideas que remitan a otras ideas y los lectores deben hacer un esfuerzo por “asumir” esa realidad propuesta en ese discurso y que hace referencia a su mundo a pesar de las diferencias.
Sugerencia: Para explicar el concepto de coherencia pragmática puedes proyectar la cabecera de la serie de dibujos animados “Vaca y Pollo” en la que las incoherencias son más que evidentes, pero que como discurso funciona de manera perfecta (muestra una coherencia interna). Se puede centrar la atención en cómo el autor lleva hasta el límite del absurdo la creación de los personajes (una pareja de humanos con dos hijos: una vaca y un pollo) pero que tienen una gran semejanza con el mundo real con algunas preguntas de análisis y reflexión: · ¿Qué principales incoherencias muestran los personajes con respecto a nuestro universo real? · ¿Qué rasgos de la caracterización de los personajes tienen presencia en nuestro mundo? · ¿Podemos aceptar dicha construcción de los personajes como reflejo de la realidad circundante? Otros ejemplos de creación de universos literarios que requieren de la asunción de otras realidades por parte del lector o espectador se pueden encontrar en las producciones del mundo Marvel, tanto en películas como en historieta escrita. Hay multitud de ejemplos de los que nos podemos servir más o menos alejados de la realidad de los estudiantes. |
Lógica clásica y lógica simbólica
La sugerencia es un motor muy potente en la creación significados pero se puede encontrar con limitaciones en el lector, por no compartir los mismos referentes con el autor o por no tener la capacidad de generar otras ideas o sentimientos a partir de los estímulos iniciales debido a la divergencia de implicaturas.
Si la realidad y su conocimiento se basan en el reconocimiento de unas constantes, la ficcionalidad como concepto general se basa en la aplicación de unas reglas variables y no siempre consistentes. La ciencia se refiere a la realidad, el arte no necesariamente. Hablamos, siguiendo la clasificación y definición de Guillermo Rodríguez, de dos tipos de lógicas: la clásica y la simbólica[5].
- La lógica con la que realizamos afirmaciones en disciplinas o áreas del conocimiento como las Matemáticas, Ciencias Experimentales, Economía e, incluso, muchas veces, la Historia, la denominamos lógica clásica.
- La lógica simbólica es mucho más flexible y amplia clásica, pero resulta una herramienta mucho más adecuada y eficaz a la si el propósito es el de expresar realidades subjetivas, muchas veces confusas, y siempre ambiguas, como las llamadas “realidades del alma”, las emociones humanas, los sentimientos, las pasiones…
La creación de universos literarios, ficcionales, puede utilizar elementos que remiten a la realidad objetiva y, por tanto, basadas en la lógica clásica, generalmente hunde sus cimientos en la lógica simbólica y su creación se basa en dos procedimientos principales: la analogía y la repetición.[6]
- La analogía se refiere a la operación intelectual o emocional a través de la cual el receptor asocia dos elementos (objetos o realidades) debido a las semejanzas que mantienen de manera que una de ellas significa o representa a la otra. El mecanismo que se aplica en estos casos es el de semejanza, es decir el mismos que funciona en la metáfora y sus variantes (símil, personificación, alegoría…). También se puede considerar que la relación entre cada uno de los elementos señalados (el representante y el representado) no es específicamente la semejanza, sino la sugerencia derivada de relaciones de contigüidad o causa-efecto, es decir se basa en mecanismos cercanos a la metonimia.Por ejemplo:
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- En un momento dado, se nos pasa por la cabeza una idea, una sensación repentina, decimos que pasó un relámpago. La analogía es posible si en este ejemplo hay un aspecto semejante común a los dos objetos: En el caso del ejemplo señalado, se trata de la inmediatez, rapidez y fugacidad, así como, en cierta manera, la intensidad. Dicha rapidez, fugacidad e intensidad como atributos es lo que nos permite establecer una analogía entre el una sensación, emoción o idea y el relámpago.
- En la obra de Federico García Lorca Bodas de Sangre (como señala Guillermo Rodríguez en la obra citada), “la luna aparece asociada a la fecundidad, a los nacimientos, los niños y, en general, al origen de la vida, pero también a la muerte. El vínculo entre la luna y el campo semántico referido a la vida fecundidad y muerte es que la luna rige varios de los ciclos vitales de la Tierra”. Semejantes relaciones se dan en otras obras del autor, como la presencia de la luna en poemas de Romancero gitano en los que la muerte aparece relacionada con dicha aparición.
- El autor Mario Vargas Llosa, en su novela La ciudad y los perros, establece una analogía, según señala Guillermo Rodríguez, entre la jungla y la ciudad peruana de Lima. El elemento común es el parecido entre ambos espacios, según la novela, es que los hombres en sus relaciones personales y de grupo, se comportan como animales.
- La repetición de los elementos que aparecen en ese universo es lo que dota al mismo de sistematización, es decir, encontramos hechos o signos cuyo valor no tiene siempre que ver con la realidad, pero le recurrencia de las apariciones hace que adquiera un determinado valor:
- Si en Romancero gitano solo una vez, apareciera una escena nocturna con la luna e interpretáramos que esta representa la muerte, no sería una interpretación justificada. En este caso concreto estaríamos hablando de lo que en psicología se denomina asociación libre. Pero al ser la aparición de la luna y ciertos colores como el verde, el rojo, el morado y ambientes de aparición recurrente en la obra de Lorca, en ese universo creado, en la realidad de su obra, toma este sentido.
- Siguiendo igualmente las ideas de Guillermo Rodríguez, “si en toda la novela La ciudad y los perros, solo una vez, solo un personaje tuviera una conducta o una característica animal y concluyéramos que en esa obra Lima es una jungla, estaríamos nuevamente ante un caso de asociación libre”. En efecto, para considerar una interpretación justificada y argumentada y no perteneciente al ámbito de la asociación libre, debe aparecer el segundo procedimiento de la lógica simbólica: la repetición.
- Así, en la obra de Vargas Llosa observamos que los personajes se comportan constantemente como animales, con sus mismos rasgos, por tanto asociamos Lima con una jungla en la que las relaciones entre individuos tienen como elemento esencial las disputas violentas.
La literatura (y el arte en general) no se rige permanentemente por la lógica, habitual, sino que sigue la lógica simbólica.
Lo acontecido en una novela, lo representado en una obra dramática, las emociones expresadas en un poema e, incluso, las ideas expuestas y defendidas en un ensayo están sujetos por momentos y mínimamente a los principios de la lógica clásica, pero, por lo general, se salen de los límites de esos principios y se rigen por los procedimientos de analogía y repetición de la lógica simbólica (Rodríguez, G. 2017-49).
[1]Sistema:“Conjunto de cosas que, relacionadas entre sí ordenadamente, contribuyen a determinado objeto”. DRAE
[2] Lobatón, R. (2015) Lengua Castellana y Literatura. Bachillerato. Madrid. Oxford Educación. Pg.20.
[3] Garrido Gallardo, M. (2009). Fundamentos del lenguaje literario. Síntesis. Madrid. Pg. 111.
[4] Sugerir: Insinuar o inspirar una idea a otra persona de manera sutil. DRAE
[5] Aguilera, M., Allende, C., G. D. Rodríguez, Mª A. Sánchez. (2017) Español A: Literatura. Vicens Vives. Barcelona. Página 46)
[6] Aguilera, M., Allende, C. ,G. D. Rodríguez, Mª A. Sánchez. (2017) Español A: Literatura. Vicens Vives. Barcelona. Página 46)
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La literatura como acto comunicativo Tradicionalmente se ha definido la comunicaci...